miércoles, 27 de abril de 2011

Capítulo VI













La mañana transcurrió lentamente. El despertar fue muy agradable, muy dulce, como un despertar de la infancia. Pero no era una de esas jornadas amarillas y solitarias, interrumpida por lecturas, la que me esperaba: eran los "demás". Los demás, ante los cuales tenía un papel que representar, papel del que era responsable. Esta responsabilidad, esta actividad, me contrajeron de momento la garganta y me dejé caer en la almohada con una impresión de malestar físico. Luego recordé la velada de la víspera, los besos de Luc y algo en mi de desgarró suavemente.El cuarto de baño era maravilloso. Una vez en el agua, me puse a canturrear alegremente: "Y ahora se trata, se trata, de tomar una decisión" con música de jazz.

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